EUROPA
PRESS
11 octubre
2018
El
'escándalo' de las mallas vaginales, al descubierto
Una investigación realizada por 'The BMJ' revela cómo los fabricantes de implantes de malla
vaginal "empujaron agresivamente" sus productos para su uso
generalizado, cómo los reguladores los aprobaron "con la evidencia más
débil" y cómo la profesión médica no estableció registros que podrían
haber detectado problemas mucho antes. En total, esta historia de
"espeluznante" ofrece lecciones para toda la comunidad médica, fabricantes
y reguladores, dice el periodista de investigación y autor Jonathan Gornall.
También nombra a individuos prominentes, todos ellos en
comités de guías sobre la malla, que reciben dinero de los fabricantes de
mallas para diversas actividades, incluidas becas de investigación, honorarios
de oradores y consultoría, al igual que los colegios médicos, creando un
potencial de sesgo. E, incluso, cuando se declaran los pagos, es muy difícil
deshacer su valor, y los clínicos no tienen la obligación de declarar sus
intereses.
Los implantes de malla vaginal se introdujeron en 1998 como
una forma rápida y fácil de tratar la incontinencia urinaria de esfuerzo y el
prolapso de órganos pélvicos en mujeres. Veinte años después, su uso en el
Sistema Nacional de Salud (NHS) británico se suspendió a la espera de los
hallazgos de una importante revisión gubernamental, y las compañías se
enfrentan a decenas de miles de reclamaciones de compensación.
En una serie de informes especiales publicados, Gornall analiza el rápido aumento de la malla en Reino
Unido y rastrea a algunos de los médicos que advirtieron sobre las
consecuencias del lanzamiento masivo de un producto con pruebas endebles.
También hace un seguimiento del fracaso de la profesión quirúrgica para
registrar a los pacientes que reciben implantes de malla, a pesar de las
advertencias del Instituto Nacional para la Salud y los Cuidados de Excelencia
(NICE, por sus siglas en inglés) británico y otras que se remontan a 2003.
No fue hasta febrero de 2018 que Jeremy Hunt, exsecretario
de salud, anunció que su Departamento estaría invirtiendo 1,1 millones de
libras "para desarrollar una base de datos completa sobre la malla vaginal
con el fin de mejorar la práctica clínica e identificar problemas". Si se
hubieran tenido en cuenta todas [estas advertencias], "la actual crisis de
malla podría haberse evitado en gran medida", según Gornall.
Evidencia envuelta
en acuerdos multimillonarios
En un segundo informe, Gornall va
en busca de Ulf Ulmsten, el obstetra sueco que inventó
la malla, y descubre cómo la evidencia original se vio envuelta en un acuerdo
multimillonario, investigación financiada por la industria y conflictos de
intereses no revelados.
Gornall describe cómo, en marzo de
1997, Ulmsten recibió el pago de 1 millón de dólares
por parte del gigante médico global Johnson and
Johnson antes de un estudio para probar la efectividad y seguridad de su nuevo
procedimiento de cinta vaginal sin tensión (TVT, por sus siglas en inglés).
Aunque Johnson and Johnson niegan
las acusaciones de que el pago estaba condicionado a que el estudio fuera
exitoso, y rechazó cualquier sugerencia de que esto hubiera comprometido los
resultados de ese ensayo, Gornall cuestiona si esta
fue una investigación "impulsada por billetera".
Finalmente, Gornall informa sobre
los cirujanos del NHS, los organismos profesionales, las universidades y las
conferencias médicas que se benefician de los fondos corporativos y cómo esta
participación financiera se oculta a los pacientes. Describe cómo, a pesar de
la directriz del gobierno sobre conflictos de intereses, sigue siendo difícil
desmontar la financiación de la industria de los clínicos en Reino Unido, y los
especialistas en malla vaginal no son una excepción.
Pero no solo los médicos individuales tienen vínculos
financieros con la industria, dice Gornall, quien
cita vínculos entre algunas de las principales compañías de dispositivos de
malla y varios colegios, como el 'Royal College of Surgeons' y el 'Royal College of Obstetricians
and Gynecologists.' La 'UK Pelvic Floor Society',
cuyos miembros usan mallas sintéticas para la cirugía de prolapso e
incontinencia, también cuenta con el apoyo de Shire, Cook Medical, Medtronic, THD y BK Medical, agrega.
Sin embargo, independientemente del efecto percibido o real
de la influencia tan extensa de la industria dentro de las ramas especializadas
de la profesión médica, ninguna de esta información está disponible de forma
gratuita o fácil para el público en Reino Unido, denuncia Gornall.
Reino Unido está muy por detrás de Estados Unidos a la hora
de poner a la vista la relación entre los médicos y la industria, escribe. Sin
legislación, cree que "es demasiado fácil para los pacientes sacar
conclusiones perjudiciales de confianza pública en el sistema de salud".